MARÍA DOLORES

María Dolores, una mujer dee 54 años, nos cuenta su experiencia desde primera persona, en este caso Dolores Padece una enfermedad llamada leucemia linfocítica crónica, que provoca que su sistema inmunológico sea más débil de lo normal.

Por ello, desde el día 13 de marzo, el banco donde trabaja le permitió ejercer su actividad laboral desde casa. Aún así, no pudo evitar el contagio por Coronavirus. “Ese mismo día apareció la tos, pero era tos con expectoración, así que no pensé para nada que fuera Covid. Seis días después, empecé a tener febrícula, por la noche ya estaba a más de 39 º y había perdido el apetito. Entonces, me aislé en mi habitación”, explica Dolors.

Al explicar los síntomas de Dolors y avisar que era una persona de riesgo, le enviaron una ambulancia y la llevaron al Hospital de Sant Joan de Déu de Sant Boi (Barcelona).

"Pasé la noche del viernes en urgencias, me empezaron a medicar y al día siguiente, aunque todavía no tenía el resultado, me pusieron en la planta de Covid con una compañera de habitación que estaba en mi misma situación. El domingo por la tarde nos confirmaron a las dos que nuestros análisis habían dado positivo en coronavirus".

caso sería leve y que en unos días estaría en casa. “En ese momento no tuve miedo, pensaba que me medicarían y saldría rápido de esto. De hecho, lo primero que pensé fue que menos mal que me había tocado a mí y no a mis hijos, a mi marido o a mis padres. Esto me daba fuerzas porque prefiero verme a mí enferma, antes que a ninguno de ellos”, confiesa.

"Estuve siete días más con 39'5 º de fiebre y también tenía problemas de saturación. Cuando empezó a desaparecer la fiebre y parecía que me recuperaba, sufrí una neumonía en los dos pulmones, aun sin tener ninguna sensación de ahogo. Ahí sí que me agobié. Me pusieron el oxígeno al máximo, mascarillas de más capacidad, me ponían antivirales, antiinflamatorios y antibiótico".

Cuando llegó a casa se encontraba bien aunque tuvo que estar una semana más aislada en su habitación por precaución. Sin embargo, al empezar a hacer vida normal, notó las secuelas que le había dejado la neumonía.

"Aún estoy recuperándome. Después de la enfermedad, la capacidad pulmonar tiene secuelas y me cuesta coger el aire. Es una sensación de ahogo bastante agobiante. Desde mi centro de Atención Primaria me están haciendo un seguimiento telefónico semanal".

"Me han hecho una radiografía y estoy bien de la neumonía, pero al parecer tengo los pulmones inflamados debido a lo que han sufrido. Estoy con un inhalador, mucho mejor que en hospital, pero no al 100 %. Unos días estoy mejor y otros peor", explica Dolors.