JUAN ANTONIO

Juan Antonio, un hombre de 53 años, nos cuenta su experencia con sus propian palabras y como est anefermedad no es solo el momento sino lo que deja a su paso.

¿Cómo empezó todo, te contagiaste en el hospital?

Empecé a sentirme mal en la noche del 9 al 10 de marzo, comenzando con un cuadro febril intenso, cefalea y bastante “desasosiego” con dolores musculares. No pude conciliar el sueño y recuerdo haber enviado un mensaje al Dr JF Masa, mi jefe de servicio, comentándole mi estado clínico y la imposibilidad de ir a trabajar. La idea era hacer reposo, tomar analgésicos-antitérmicos y en 24-48 h comenzar de nuevo vida normal.

No sé dónde estuvo realmente mi foco de contagio pero lo cierto es que a posteriori hemos sabido que algunos de nuestros pacientes vistos en consulta en esa semana previa (e incluso enfermos ingresados) fueron diagnosticados de Covid-19. Otro dato destacable es que en mis servicio estuvimos contagiados el 90 % de los facultativos (entre médicos de staff y MIR de neumología)

¿Qué pensaste cuánto te diagnosticaron?

La verdad es que no tenía conciencia de la gravedad de la situación: habíamos oído hablar de Wuhan, de los casos en Lombardía, de la suspensión del Mobile Congress en Barcelona, del primer caso diagnosticado en España, de la suspensión de los primeros congresos y reuniones de profesionales médicos, pero siempre con la idea de que no te iba a “tocar” a ti y también que “no era más que un cuadro vírico”…

El contexto clínico-epidemiológico reciente hizo que mis compañeros de la unidad de Infecciosas de Medicina Interna valoraran la realización de la prueba diagnóstica (PCR de exudado naso-faríngeo) y tras comunicarme el “positivo” procedí al aislamiento domiciliario y continuar con el tratamiento sintomático, siempre con la idea de mejoría en poco tiempo

¿Dónde y como pasaste la enfermedad? Cuéntanos como fue tu estancia en el hospital

Inicialmente estuve en aislamiento en mi domicilio, sin contacto con mi familia, en una parte de mi casa, durante 8 días, y la evolución no sólo no mejoraba sino que cada día observaba que aparecían nuevos síntomas (Tos con expectoración herrumbrosa, erupción cutánea en miembros superiores, náuseas y vómitos, astenia intensa con mucha fatigabilidad e incluso dificultad respiratoria) y aumentaban en intensidad los ya existentes (picos febriles muy elevados e inapetencia extrema). Contacté con mis compañeros (varios estaban ya diagnosticados también y en aislamiento domiciliario) y tras valoración telefónica por Medicina Interna, rápidamente consideraron mi ingreso en planta de hospitalización convencional, donde pasé 48 horas junto a un compañero médico de familia que había sido diagnosticado el día previo.

Fui diagnosticado de Enfermedad por Covid-19 con infiltrados bilaterales e insuficiencia respiratoria hipoxémica. La situación del hospital era “angustiante”, no paraba de llegar gente muy enferma a urgencias, las plantas colapsadas, el personal desconcertado ante los diferentes protocolos de limpieza, desinfección, falta de material adecuado.

Plantas llenas de enfermos con síntomas muy parecidos, inicio de tratamientos con protocolos que iban cambiando sobre la marcha y una percepción de “angustia” e “incertidumbre” entre los compañeros (médicos y personal de enfermería) que nos atendieron.

A las 48 h y ante mi empeoramiento de la situación ventilatoria me trasladaron a UCRI para monitorización y valoración de soporte ventilatorio. Tras un control Radiológico, y en menos de 24 horas, acudieron a verme la Internista de Guardia acompañado de los médicos intensivistas, y tras hablar conmigo, entendí la gravedad de la situación y fue entonces cuándo empecé a sentir el miedo a la muerte inminente.

Me ingresaron en UCI, me relajaron y sedaron, y sólo sé que desperté con la duda de si era yo, un sueño, me encontraba con vida y respirando. Vi al personal de UCI circulando sin parar a mi alrededor, todas las camas ocupadas, alguna entrada de nuevo ingreso y salida de pacientes fallecidos. Una situación terrible a mi alrededor, pero por suerte yo estaba vivo, respirando con un soporte ventilatorio y de Oxígeno a altos flujos. Fueron 5 días de variaciones en mi estado de ánimo pero recibiendo ayuda y ánimo de todos los compañeros y profesionales de mi entorno. A los 5 días, ya con cierto grado de mejoría percibida por mí y por los médicos intensivistas (aunque seguía con altos flujos de Oxígeno) se acercó la compañera y me dijo que mi compañero ingresado en UCRI estaba peor y yo era el único que podría salir y por supuesto no lo dudé un instante. Fui a UCRI y a los 3 días pasé a planta dónde terminé mi ingreso a los 13 días tras mi hospitalización.

¿Cuánto tiempo ha pasado hasta sentirte recuperado y reincorporarte al trabajo?

Tras el ingreso hospitalario, estuve en casa 45 días, sintiéndome cada día mejor, haciendo ejercicio y viviendo emocionalmente lo que suponía todo el contexto de la “pandemia”. Tras valoración clínica, Radiológica y analítica, y de común acuerdo con mi internista amigo y responsable de mi recuperación (el Dr. Juan Luengo Álvarez) al que admiro y respeto, decidió darme el alta con el visto bueno del responsable de salud Laboral